lunes, 19 de abril de 2010

REALISMO


El realismo surge después de la revolución francesa de 1848. Manifiesta una reacción contra el idealismo romántico y expresa el gusto por la democracia, mas no produce un estilo arquitectónico propio y se expresa escasamente en una escultura crítica y social. Su lengua es fundamentalmente la pintura, con temas de la vida cotidiana.
Cronológicamente este movimiento sigue al Romanticismo. Aparece en Francia hacia 1948 y se extiende aproximadamente hasta 1870. Se opone a todo lo artificioso e indeterminado y traduce la realidad como única verdad del hombre y del mundo, sin falsas representaciones. Por eso, sus temas preferidos son los retratos, en su actitud natural, sin poses estudiadas, la gente en su trabajo, al aire libre. Los artistas se basan fundamentalmente en la observación, y plasman no sólo lo bello, sino también lo feo y revulsivo. De la observación minuciosa surgió la caricatura que experimentó un gran apogeo y esplendor, en la que aparece, como componente la ironía. El vocablo realismo, muy impreciso en su significado y utilización a través de los siglos presenta contenidos contradictorios. Se le atribuye casi con exclusividad el objetivo de indicar un período en el cual el arte tiende a ser objetivo en sus representaciones y referencias. Es decir, marca la diferencia entre realidad e ilusión, entre realidad y ficción, sin olvidar la fuerza que tiene esta última en nuestras realizaciones.

Este movimiento cobró importancia con Honoré Daumier y Gustavo Doré, siendo con justicia el más destacado de los pintores realistas Gustave Courbert, cuyos pinceles se deslizan en más de una ocasión hacia un sensualismo que deriva en erotismo. Sus obras más significativas son: Entierro de Ormans, Bonjour, M. Courbet, Señoritas a la orilla del Sena.

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